UN SIGLO CON CÁSTULO COLINA P.

Cástulo Colina Peñate. Foto: Diana Rivera.

Cástulo Colina Peñate. Foto: Diana Rivera.

Fotografías y texto. Diana Rivera. 2014

Muchos se preguntarán quién es Cástulo Colina Peñate, otros, con sólo su nombre recordarán que él es uno de lo pocos que ha tenido la oportunidad de disfrutar la experiencia de sentir la magia de la vida con sus infortunios durante cien años. Porteño, nieto de Manuel A. Colina e hijo de Juan A. Colina De La Rosa, quienes trabajaron en la construcción del Puerto de Sabanilla y en la del Muelle de Puerto Colombia; lleva en su sangre y en la memoria, la historia de este emblemático monumento, entregando primero su juventud al desarrollo portuario como trabajador del muelle, trasladándose luego al puerto de Barranquilla en donde finalmente se pensiono. A su vez, ha sido un luchador acérrimo de la importancia que tiene mantener vivo en el colectivo nacional la historia del Muelle, continuando así el legado de su familia.

Justo el día en que se celebró su centenario el pasado primero de julio de 2014 tuve la fortuna de conocerlo, y no quedó duda alguna desde que lo vi, de la vivacidad de su andar, de su fluidez al hablar y de la vasta y perfecta memoria al relatar cada uno de los acontecimientos que ha vivido en el transcurso del tiempo. En sus ojos no sólo se refleja su historia, también se encuentra como un tesoro la historia de un municipio que se fundó, creando un puente entre las tierras del Caribe colombiano y el mundo entero, por medio del mar. Ese día observé a un Cástulo fiel creyente de la Virgen del Carmen; su familia y sus amigos lo acompañaron en la recepción de una misa sencilla y agradable que se celebró a las 6:00pm en la iglesia del Carmen. luego de dejar allí las peticiones y ofrendas, nos dirigimos directo a disfrutar la faceta de este hombre efusivo y fiestero en el restaurante La Cueva. Pude ver a una persona que se paró sin pensar entregándose al baile y a los movimientos de quienes estaban a su alrededor; era él quien los ponía a bailar, ese que no los dejaba sentar sin alguna razón y el que luego se comió, hasta el último pedazo del Muelle de Puerto Colombia, en un suculento pudín.

Días después, gracias a una cita concertada, me hallaba sentada tomando un vaso de aguaepanela helada con limón en el hogar de Cástulo; una casa de techos altos, pasillos largos, que le entra luz por cada esquina y donde se hace un remolino de brisa perfumada por los aromas de las flores que emanan del jardín. Sentado en su mecedora con toda placidez, no me dejó hablar por mucho tiempo durante las horas en que estuvimos conversando; apenas tomé asiento y empecé a sacar con discreción de la maleta las cosas, me frenó en seco y sentenció: “Antes de que saques todo eso espera y te cuento algo…”, al instante bajé la guardia, dejé todo a un lado y me dispuse a escuchar eso que tenía que contarme.

Su historia duró aproximadamente 3 horas, lo que es poco para resumir lo que se recuerda y se tiene presente en la memoria después de tanto tiempo vivido. Aproveché la ocasión para seguir descubriendo a un hombre sincero, que dice al instante lo que piensa, honrado, con cierta picardía en su humor y en su forma de tratar, algo imponente y alguien a quien los años lo ha puesto con mas arrugas, como es natural, pero que le han inyectado un sabor enérgico en cada movimiento y pensamiento que brota de su cuerpo. Me contó uno que otro secreto, me mostró fotografías de su infancia, de su familia, de algunos eventos que había realizado para el beneficio de la comunidad porteña y sacó del baúl de sus tesoros dos objetos tan preciados para la historia del municipio, como lo es el agua para humanidad.

El primero fue el libro “Un personaje en el viejo muelle, Juan Antonio Colina” El cual abarca la recopilación de una serie de entrevistas que hizo en 1985 a muchos de los trabajadores, educadores y amigos personales que estuvieron compartiendo con Juan A. Colina de la Rosa, el momento de la construcción del muelle de Puerto Colombia y su funcionamiento. Esto lo hizo, para conmemorar 40 años de la muerte de su padre y reunir una visión mas completa de la vida de este personaje histórico, mediante la elaboración de lo que denominó una “fotografía colectiva” de personas octogenarias o que pasaban del medio siglo en aquel entonces y que ahora están o estarían oscilando el siglo completo.

El segundo objeto que me reveló, fue la colección de 4 ediciones de la revista Muelle de Puerto Colombia, realizada junto con Luisa Colina P. una de sus hermanas. En sus palabras, la revista es “Un órgano de difusión de la historia del famoso Muelle de esta población. Su principal preocupación es que se tome conciencia de la importancia de ésta obra arquitectónica y además, logre que los dirigentes políticos del Dpto. del Atlántico y de Pto. Colombia, tomen conciencia del significado y valor turístico que tiene..” Para ello, recogieron todos los datos históricos que pudieron encontrar de varias fuentes, principalmente de sus propios recuerdos, a partir del año 1869 cuando empezaron los trabajos de las vías férreas que unían al pequeño puerto de pescadores “San Antonio de Salgar” con Barranquilla, hasta el 2005 cuando la decadencia del muelle fue inminente.

Sin lugar a duda, la importancia de esta documentación para el fortalecimiento de la identidad cultural e histórica del municipio es trascendental. Por un lado, la revista Muelle de Puerto Colombia ha sido la única revista del municipio dedicada a la investigación profunda de lo que hay detrás de ese emblemático monumento y por otro, el libro “Un personaje en el viejo muelle, Juan Antonio Colina.” Es un referente histórico que se logró realizar, gracias a la recolección de las vivencias contadas por aquellos que nacieron a finales del siglo XIX y a principios del XX en Puerto Colombia e hicieron parte de la construcción del Muelle. Por ello, sería interesante poner estos elementos a disposición del público, a través de un Centro de Memoria, para no relegarlos al olvido y permitirle a las generaciones venideras tener fuentes sobre su propia historia en donde indagar.

Luego de este recorrido por los recovecos de su historia, Cástulo recordó su cumpleaños, la sorpresa que fue recibir todos los regalos de las personas que han hecho parte alguna de su vida y lo resumió todo en una frase de esas que suele decir: “Se entusiasma uno tanto que hasta olvida el bastón para ponerse a bailar”. Aunque para él “ya la grabadora está un poco dañada” a mi parecer sigue intacta y es un tesoro que hay que valorar, aprovechar y conservar. Muy seguramente Cástulo Colina Peñate, como cualquier ser humano, tendrá tantos defectos como bondades, pero ¿a quién le interesaría descubrir a estas alturas del partido eso que muchas veces no nos hace sentir tan orgullosos de nosotros mismos? Después de haber hecho tanto y de pensar que no le hace falta hacer nada en su vida, tiene claro que no tiene idea de lo que hay después de la muerte, sin miedo sabe que para allí vamos todos y que lo más reconfórtate es aprender a estar listo para experimentarla. Finalmente nos despedimos, esperando celebrar su próximo centenario con la misma felicidad que el pasado.

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